Pepe Navarro había permanecido en silencio hasta ahora. Tan solo se le vio decir que todo esto es un «negocio» ante las cámaras que le persiguen día y noche desde que Ivonne Reyes se decidiera a interponer una demanda de paternidad contra el presentador.
Si bien la venezolana acudió a un plató de televisión el viernes por la noche para contar, por primera vez, los detalles de la relación que según ella mantuvieron y de la que nació su hijo Alejandro, ahora son los abogados del presentador los que han hablado. El culebrón está servido.
Ivonne afirmó que Pepe fue «el hombre de mi vida» y que ella muy probablemente había sido el amor de la suya, pero ante tan dulces palabras tienen una amarga y tajante respuesta: «Es absolutamente incierto que haya existido relación sentimental (...). Todo forma parte de un guión dirigido para revelarse como una víctima casi virginal en manos de un desaprensivo», aseguran los abogados de Pepe en un escrito presentado ante el juez que reproduce la revista «Lecturas». En definitiva, que «un padre no se consigue por orden judicial».
Lo más llamativo es que mientras Ivonne describió su relación como un romance sólido, ajeno a a luz pública pero conocido por sus amistades, el cordobés niega incluso que esxistiera una relación sentimental entre ambos. Y por tanto, rehusa hacerse las pruebas, porque «no hay ningún indicio razonable que haga presumir la paternidad», recoge «Lecturas», por una cuestión «lógica y de principios, por su dignidad y por no querer participar en este circo mediático».
Así, el periodista ha puesto tierra de por medio para evitar la forzada nueva popularidad que le ha situado en el centro de la atención mediática en el mundo del corazón. Lo espinoso del asunto es que la ley espaola entiende la negativa como un indicio probatorio de presunta paternidad. ¿Cuál será el próximo capítulo?
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