Todas nos hemos topado con alguien a quien pensamos
jamás olvidaríamos, pero con el tiempo simplemente dejamos de
recordarle, a menos que haya sido un gran y verdadero amor.
Aquella frase por demás trillada de
“nunca te olvidaré”
puede que sea cierta, o al menos eso es lo que dice la ciencia acerca
de la respuesta de nuestro cerebro ante los grandes amores. Varios
estudios han intentado determinar la forma en la que éste órgano fija
determinadas situaciones, entre ellas la más enigmática de todas:
el enamoramiento.
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