Drew Barrymore empezó a actuar cuando sólo contaba con siete años, pero no sólo fue precoz en su carrera artística. Las drogas formaron parte de su vida desde muy pequeña, tanto que con trece años ya sabía lo que era una clínica de rehabilitación.
Fue su madre quien la internó en un centro médico familiar para intentar la recuperación de la joven actriz, pero esto sólo consiguió agravar la mala relación que tenían madre e hija. Tanto que Drew consiguió emanciparse legalmente de ella con dieciséis años.
Casi veinte años después de aquel primer intento de rehabilitación, Drew ha admitido que no se halla totalmente limpia, pero que ha conseguido un equilibrio que le permite seguir consumiendo de forma controlada. «No estoy sobria ni lo pretendo, justo al contrario. He intentado encontrar un balance», ha asegurado la actriz a la revista «Ok!».
Estas declaraciones se suman a otras realizadas en las que la niña de «E. T.» sostiene no necesitar el amor de una pareja en su vida. «El amor sexual es algo secundario para mí ahora mismo. He pasado una gran parte de mi vida dedicándome al amor, a buscarlo y conseguirlo».
Drew afirma que no tiene nada que ver con el hecho de ser madre, sino que se trata de una sensación nueva y refrescante que está intentando comprender. Tras una difícil infancia marcada por las drogas y dos divorcios, no es de extrañar que la actriz intente estabilizarse y buscar un nuevo rumbo en su vida.
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