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Kitín y Kalina, su aventura en el desierto


Un año pasarán Kitín Muñoz y Kalina de Bulgaria viviendo en la jaima que se están construyendo en pleno Sahara para culminar el próximo proyecto de Kitín. Esta vez a su expedicición se suma su hijo de dos años y medio, un precioso niño de sonrisa permanente que es la pasión de sus padres.

El pasado fin de semana acudieron al Festival del Moussem de Tan Tan, considerada por la Unesco una obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad. Fue Kitín quien decidió relanzar el Moussem con el apoyo de la Unesco y del Rey de Marruecos y quien hace unos días presentó en Madrid un libro que recoge una selección de fotografías del festival y de su historia.


La actualidad informativa primó en esta edición sobre la belleza plástica de los caballos y la tradicional fantasía que realizan los jinetes.

Mientras el espectáculo comenzaba, un primo de Haidar leía el comunicado que aseguró firmaba la familia, donde le decía a Aminatu que acabara con su huelga de hambre y regresara con los suyos.

La sombra del Gobierno marroquí fue alargada y es que el retrato de Mohamed VI presidía hasta la comparecencia del pariente ante los medios españoles.


Firme en sus convicciones, Muñoz también realizó su propia defensa al proclamar que el Sahara es marroquí.

Quien no habló sobre el asunto fue Kalina, a quien vi con su nueva imagen.

Se ha rapado el pelo y lleva tan solo unos mechones a un centímetro de la piel.

Delgadísima y con su particular forma de vestir, en Marruecos se siente en casa, y es que su relación con la Familia Real le viene desde niña, dada la amistad que su padre siempre mantuvo con Hassan.

De ahí que su bebé recibiera los nombres de Simeón Hassan.

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