Que David Beckham tiene un cuerpo envidiable es algo evidente. Hasta tal punto que, a estas alturas, se ha convertido en un auténtico lienzo donde el futbolista se dibuja en forma de tatuajes.
Y en el partido que disputó su equipo, el AC Milan, contra la Juventus de Turín, David lució orgulloso su última adquisición: un nuevo tatuaje, esta vez en el costado, en el que muestra el Cristo «The man of sorrows», un cuadro de Matthew R. Brooks. En él aparece Jesús sentado sobre la cruz, con la corona de espinas, e inclunado hacia abajo.
Pero David no es ningún inexperto en el arte de tintarse la piel, ya que tiene muchos otros tatuajes distribuidos por el cuerpo.
Los primeros que se realizó fueron los nombres de sus hijos (Brooklyn, Romeo y Cruz). Después comenzó a decorarse los brazos, donde luce un siete, su número de camiseta en el equipo que le dio la fama, el Manchester United, así como varios proverbios y ángeles. No podía faltar el nombre de su mujer, Victoria, escrito en Hindi, así como una rosa por cada año que lleva casado.
Y es que los tatuajes son algo muy íntimo para David, que en su autobiografía «Both feet on the ground» cuenta cómo cada uno de ellos tiene una estrecha relación con las cosas importantes de su vida: «Mis tatuajes son sobre al gente que hay en mi vida, mi mujer e hijos, todos los que quiero que estén conmigo para siempre. Cuando la gente me mira, ve mis tatuajes. Ve una expresión de cómo siento a Victoria y a los niños. Ellos son una parte de mí».
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