Fuimos los primeros en publicar que entre ellos había más que una amistad. Muchos lo negaron, pero la confirmación no se ha hecho esperar. Una imagen vale más que mil palabras.
Ha pasado una semana desde que informé en exclusiva que la cantante Chenoa mantenía un romance, algo clandestino, con el jerezano David de María. Por aquel entonces, di habida cuenta de los apasionados besos que se profesaron durante la Semana Santa jerezana a la que De María invitó a su novia. Todos los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia. Algunos, los que no citaron la fuente de procedencia, negaron la mayor.
Otros, los buenos compañeros, dieron por buena la noticia y ampliaron detalles. Varias revistas ilustraron mi información con fotografías de la pareja en diversos ámbitos y momentos. Sorprendente fue, sin embargo, la actitud obscena y violenta de los fans de la mallorquina que colapsaron el correo electrónico de este periódico y nos bombardearon a llamadas telefónicas y comentarios maléficos que, no sólo pretendían desmentir una exactitud sino que, además, intentaban herir y fastidiar. Ninguno de ellos fue censurado, pues si algo impera en este digital es la libertad de expresión.
Ahora, no obstante, es el momento de refrescar los datos que ofrecí en aquel momento y, comprobar, cómo el tiempo, y no otro, es capaz de otorgar la verdad. El pasado sábado, durante la celebración de un multitudinario concierto que la Cadena 100 organizó junto a la agencia Globally en el Palacio de los Deportes de Madrid, Chenoa y David se fundieron en un ardiente beso que alegró a propios y a extraños.
Era, a pesar de sus desmentidos, la forma menos caricaturesca de reconocer que lo suyo tiene más de realidad que de ficción. La fotografía no deja lugar a las dudas. Es lo que hay. Parece que Chenoa, aunque recuperada de su imposible noviazgo con David Bisbal, sigue encadenada al nombre con el que fue bautizado el rey que combatió contra Goliat.
Alfonso Díez ya tiene buena relación con los hijos de la Duquesa
Mucho se ha hablado de la vida de la Duquesa de Alba. Y más desde que Telecinco programara con mucho éxito dos capítulos de una miniserie que recordaba los episodios más importantes de gran parte de su vida. La entrevista que María Teresa Campos le realizó hace unos días en el Palacio de Dueñas sirvió como hilo conductor entre el pasado y el futuro. La Campos estuvo sembrada, consiguió sonsacarle todo lo que esperábamos y mantuvo la incertidumbre hasta el final. Quizás, por eso, la cadena parece haberse puesto manos a la obra para plasmar en televisión la parte más reciente de la vida de la aristócrata. Será donde se refleje todo el amor de Alfonso Díez. Es un hombre entregado y sincero que no duda en defender a Cayetana sobre todas las cosas. De hecho, parecen haberse limado las diferencias que mantenía con los hijos de la Duquesa. Me cuentan que ha hablado con uno de ellos y parece que, con el tiempo, la situación parece ir mejorando. ¡Qué bien!
La Trapote, a Supervivientes
Algunos portales de televisión, como vértele.com, dan por cerrada la aparición estelar de Beatriz Trapote en el ‘Supervivientes’ que próximamente emitirá Telecinco durante prácticamente dos meses.
Es lo que le faltaba a una periodista avezada que se ha reconvertido en una casposa más del mundo del corazón. Y no porque esté mal que se haya subido al tren que está pasando por delante, sino porque se le llena la boca propagando que es periodista y que, bajo ningún concepto, quiere ser una celebritie.
Da pena, horror, tristeza y hasta añoranza comprobar las vueltas que da la vida. De confirmarse tamaño notición, ya podemos ir a rezar a la Ermita, sobre todo porque días más tarde de publicar un artículo de opinión en su contra, me llamó para desmarcarse de las polémicas. No se entiende nada.
Parece que en esa familia todo son extrañezas. Lo mismo ocurre con María José Campanario y Jesulín de Ubrique que, igual desmienten que confirman que lo suyo navega hacia la destrucción. Hay quien advierte que el anuncio de la separación llegará a mediados del mes de mayo en una revista del colorín.
Por Saúl Ortiz (saul@extraconfidencial.com)
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