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Ejercicios de yoga para el rostro

Distintos factores como el estrés, las fuertes emociones particularmente las negativas, cansancio, exceso de sol, mala alimentación, sedentarismo y ritmo de vida poco sano afectan negativamente tus rasgos faciales. Los ejercicios que citamos a continuación de yoga facial combinan técnicas de respiración, meditación y posturas y su práctica continua se reflejará en tu exterior, además de aportarte mucha relajación. Los ejercicios aplican los principios del yoga con los músculos del rostro, con posturas faciales que ayudan a conservar la lozanía y vitalidad.


El yoga facial ayuda a liberar los gestos cotidianos y sus marcas en la piel, los rasgos se moldean y la tensión facial se disuelve. Además es de tener en cuenta que la piel recupera la firmeza y elasticidad perdidas. Los músculos del rostro mejoran la hidratación, circulación sanguínea y regeneración celular aumentando la lozanía en pieles envejecidas, demacradas o carentes de tono.

A continuación citamos una serie de ejercicios de yoga facial:

Calentamiento. Realiza círculos suaves con el cuello. Inhala al subir la cabeza y exhala lentamente al bajarla. Realiza 10 círculos hacia un lado y 10 en sentido contrario. Al efectuar este ejercicio relajas el cuello, la cara y la mandíbula, preparándote para efectuar el resto de los ejercicios.

Relaja ojos y frente. Cierra los ojos, respira suavemente y ábrelos lentamente. Sin mover la frente, imagina un reloj, mueve los ojos hacia las 12, luego a las 3, a las 6, a las 9 y a las 12. Repite el giro 10 veces y luego en sentido contrario 10 veces más. Este ejercicio refresca e hidrata los ojos, además de relajar la tensión en la frente.

Suaviza mejillas y labios. Infla de aire las mejillas y transfiere el aire de un lado a otro, por lo menos 5 veces o hasta quedar sin aire. Repite el ejercicio cuatro veces. La zona de la mandíbula por lo general guarda mucha tensión y este ejercicio es útil para relajarla y suavizar tu expresión.

Destensa cuello y mandíbula. Lleva tu cabeza hacia atrás y mira hacia el techo, relajando cuello y hombros. Traga saliva al tiempo que presionas la punta de la lengua en el paladar. Luego gira la cabeza ligeramente hacia la derecha y traga saliva, después hazlo hacia el otro lado. Repite cuatro veces. Este ejercicio fortalece los músculos del cuello y relaja los músculos faciales.

Descansa frente y ojos. Abre los ojos como si estuvieras sorprendida, sin arrugar el entrecejo o la frente. Enfoca tu atención en un punto por 10 segundos. Repite cinco veces. Este ejercicio fortalece los músculos oculares, descansa la mirada, da brillo a los ojos y reduce la tensión de la frente y entrecejo.

Canta “aaahhh”. Coloca la mano derecha sobre el pecho y la izquierda sobre la coronilla. Con los ojos cerrados, abre la boca, inhala por la nariz y al exhalar canta “aaahhh”. Repite cinco veces. El sonido “aaahhh” crea una vibración en el pecho que abre el corazón. Este ejercicio relaja todo el rostro y le da una sensación de bienestar a tu rostro.

Afloja la mandíbula. Libera la mandíbula y abre la boca. Deja que la punta de la lengua descanse detrás de los dientes inferiores y relaja la cara. Presta atención a tu respiración. Coloca, sin presionar, las yemas de los dedos en la parte inferior de la mandíbula. Este ejercicio ayuda a liberar la tensión de la zona y mejora la circulación sanguínea en toda la cara.

Desintoxica el rostro. Inhala profundo por la nariz, haz puños con las manos y aprieta todos los músculos faciales. Luego exhala a la vez que abres la boca, sacas la lengua, mueves los ojos hacia arriba y abres las manos. Repite tres veces. Este ejercicio estimula la circulación sanguínea del rostro.

Medita. Haz puño con la mano izquierda y envuélvela con la derecha, con los dos pulgares juntos. Cierra los ojos e inhala por la nariz y exhala lentamente por la boca, de tal modo que la respiración llegue a los dedos pulgares. Repítelo por 3 minutos. Este ejercicio relajará tu mente y mejora la expresión de tu rostro.

Sonrie. Cierra los ojos y respira lentamente. Recuerda algún momento grato. Lentamente eleva las comisuras de los labios hacia las orejas. Cuando sonreímos hacemos muchos gestos que a la larga se convierten en líneas de expresión marcadas en el rostro. Al realizar este ejercicio, podrás liberar la tensión de las mejillas y aprender a sonreír de forma franca y relajada, evitando la aparición de líneas de expresión en el rostro.

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