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La postura, principio de belleza

Cómo nos paramos y movemos es la expresión de cómo somos. De ahí la importancia de mantener una adecuada posición, con la cabeza en el eje y el plexo abierto, mostrando amplitud.

 Lo primero que destaca en una persona es su postura. Uno enfrenta la vida exactamente de acuerdo a cómo es su postura, porque esa es la que tiene frente a la vida.

Nuestra sociedad está orientada a creer que la belleza sólo se relaciona con el estado de nuestra piel, nuestro pelo, nuestra vestimenta. Sí, es importante pero falta lo esencial, la excelente postura que hace que todo ello se potencie al máximo y sea efectivo en su totalidad.


La mujer que sabe manejar bien su postura puede vestir un trapo y le queda bien. En los casos contrarios, no logran la efectividad buscada.

La buena postura tiene la cabeza en el eje, plexo abierto, el torso superior sostenido y mostrando amplitud. Éste es uno de los problemas básicos en las mujeres, porque es allí donde se encuentra la autoestima femenina, y sólo depende de uno mismo desarrollarla y potenciarla.

Por otro parte, los brazos deben estar flojos sin mostrar tensión y los hombros, hacia abajo, bien relajados. De la cintura para abajo, la energía conectada con la tierra, bien plantada.

Los cinco sentidos son nuestras antenas receptoras, que se conectan cuando estamos realmente sostenidas por nuestro eje, nuestra presencia.  

La mente lo entiende, pero muchas veces no somos capaces de ponerlo en práctica. Así es como encontramos a mujeres con una belleza no convencional que llaman más la atención que otras más bonitas porque logran ese efecto no visible a los ojos. La belleza no sólo se ve, se siente.

El caminar y los movimientos que realizamos son la magia absoluta, es la esencia que hace que tu ser sea visible. Cuando nuestra casa, nuestro cuerpo, aprende a estar afinado en sus movimientos ya no es necesario hablar.

El silencio habla por sí mismo. La magia se produce cuando con nuestra sola presencia se produce ese impacto energético que no se relaciona con la belleza exterior sino con algo más elevado.

El alma y el cuerpo son uno. Estamos orgullosas de ser quienes somos, aceptando nuestra historia y nuestro ser.

No hay dinero que pueda comprarlo ni operación estética que asegure ni copia que lo garantice.

Es el premio a haber trabajado con una misma y haber logrado instalar nuestra autoestima en tan deseado lugar. Es importante ocupar tu espacio en este mundo, eso es estar vivo. La única casa que tenemos es nuestro cuerpo, que también incluye la cabeza.

Así es como logramos tener nuestra casa-cuerpo habitada y encendida irradiando luminosidad.


La autora es ex modelo y organiza encuentros personalizados, grupales o corporativos, para mujeres interesadas en redefinir el concepto de belleza tradicional; www.actitutini.com
Tini de Bucourt
http://www.clarin.com

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