A y, qué chulas, a mi Andrea le van a encantar!”. Belén Esteban se emociona como una niña con portadas nuevas cuando posa para este reportaje y se ve más sexi que nunca en las portadas gigantes con las que es fotografiada.
“Son las fotos en las que más guapa me he visto en mi vida, las cosas como son. Tanto, que las tengo colgadas en mi salón”. Pero ¿qué dijo Andreíta cuando vio a su madre como icono sexual de un país que se rindió a sus encantos? “No dice nada, aunque para ella su madre es la mejor. Sólo ha visto las fotos que tengo colgadas, que son en las que menos enseño, pero no ha visto las revistas porque no la dejo que vea nada de esto, ¿sabes? Tampoco ve mi programa. Yo se lo explico todo, le digo que hay gente que trabaja en una tienda vendiendo ropa, que hay gente que son actrices y que hay gente que trabaja en televisión. Mi niña lo tiene todo muy asumido, gracias a Dios”. No es extraño que Andrea Janeiro se sienta orgullosa de su madre. El primer posado de Belén Esteban, publicado en enero de 2004, se convirtió en uno de los números más vendidos de la historia de
Tanto, que hubo que lanzar una segunda edición: en sólo dos días, la revista se agotó en todo el país, incluido, por supuesto, Ubrique, el pueblo de su ex. “Sinceramente, me alegro, pero es que yo me siento muy querida por la gente de allí. Me dio mucha satisfacción esa portada. Saber que mi revista se vendió tanto me sube el ánimo”. Humberto Janeiro, padre de Jesulín, fue el único del clan que opinó ante los micrófonos de sus sensuales fotos: “Ella es muy guapa y tiene cuerpo para posar”, dijo el patriarca de la familia del torero. Sobre las opiniones del resto de la familia, incluida María José Campanario, Belén no quiere opinar. “No tengo ni idea, ni lo sé ni me importa”, aunque no se muerde la lengua. “Quien se pica, ajos come”, sentencia.
La Esteban armó el belén con sus fotografías más salvajes mostrando un estilizado cuerpo que nada tenía que ver con las redondeces de la chica de barrio que conocimos cuando saltó a la fama como novia de Jesulín. ¡Y con varias tallas más de sujetador! “Pero sólo me he operado de eso, ¡eh! Estoy delgadita, pero soy una tía fuerte. Mucha gente me dice: «Hija, estás feísima», por lo delgada que me ven, pero yo me encuentro así superbién”. Tanto, que casi dos años después de su primer posado protagonizó una ardiente portada, más picante, completamente desnuda, con una Harley entre las piernas y puso a los lectores como una moto. “Y repetiría sin pensármelo. Me encantaría posar embarazada. ¿Una portada con tripa? Me encantaría”. Y está manos –y resto del cuerpo– a la obra. “A ver si ahora en vacaciones me relajo”, asegura con picardía. Para que la gente sepa a lo que se va a dedicar en Peñíscola (Castellón), donde va a veranear con su hija, Andrea, y Fran, su marido. “Él lo pasa fatal; le encantaron las fotos, pero le da vergüenza”.
En las televisiones y en los mercados, en todas las plazas se opinó sobre una espectacular Belén. “Las señoras me paraban en el Carrefour para darme la enhorabuena. ¡Y los chicos! ¡Bueno, los chicos! ¡Sí, sí, sí!”, exclama con desparpajo, pero puntualizando que, aunque estaba soltera y libre, no ligó gracias a tan sugerentes fotos. “También me criticaron, dijeron que era una provocación, que no me pegaba nada. ¡Ya ves tú, con lo monísima que estaba! Quedé tan encantada, que la foto que tengo para firmar autógrafos es del primer posado, aunque sólo sale mi cara. Todo el mundo me dice: «¡Qué guapa estás!». Y yo les digo: «Es la de interviú». Esta portada sí cambió mi vida porque me dio una seguridad en mí misma impresionante”.
“Son las fotos en las que más guapa me he visto en mi vida, las cosas como son. Tanto, que las tengo colgadas en mi salón”. Pero ¿qué dijo Andreíta cuando vio a su madre como icono sexual de un país que se rindió a sus encantos? “No dice nada, aunque para ella su madre es la mejor. Sólo ha visto las fotos que tengo colgadas, que son en las que menos enseño, pero no ha visto las revistas porque no la dejo que vea nada de esto, ¿sabes? Tampoco ve mi programa. Yo se lo explico todo, le digo que hay gente que trabaja en una tienda vendiendo ropa, que hay gente que son actrices y que hay gente que trabaja en televisión. Mi niña lo tiene todo muy asumido, gracias a Dios”. No es extraño que Andrea Janeiro se sienta orgullosa de su madre. El primer posado de Belén Esteban, publicado en enero de 2004, se convirtió en uno de los números más vendidos de la historia de
Tanto, que hubo que lanzar una segunda edición: en sólo dos días, la revista se agotó en todo el país, incluido, por supuesto, Ubrique, el pueblo de su ex. “Sinceramente, me alegro, pero es que yo me siento muy querida por la gente de allí. Me dio mucha satisfacción esa portada. Saber que mi revista se vendió tanto me sube el ánimo”. Humberto Janeiro, padre de Jesulín, fue el único del clan que opinó ante los micrófonos de sus sensuales fotos: “Ella es muy guapa y tiene cuerpo para posar”, dijo el patriarca de la familia del torero. Sobre las opiniones del resto de la familia, incluida María José Campanario, Belén no quiere opinar. “No tengo ni idea, ni lo sé ni me importa”, aunque no se muerde la lengua. “Quien se pica, ajos come”, sentencia.
La Esteban armó el belén con sus fotografías más salvajes mostrando un estilizado cuerpo que nada tenía que ver con las redondeces de la chica de barrio que conocimos cuando saltó a la fama como novia de Jesulín. ¡Y con varias tallas más de sujetador! “Pero sólo me he operado de eso, ¡eh! Estoy delgadita, pero soy una tía fuerte. Mucha gente me dice: «Hija, estás feísima», por lo delgada que me ven, pero yo me encuentro así superbién”. Tanto, que casi dos años después de su primer posado protagonizó una ardiente portada, más picante, completamente desnuda, con una Harley entre las piernas y puso a los lectores como una moto. “Y repetiría sin pensármelo. Me encantaría posar embarazada. ¿Una portada con tripa? Me encantaría”. Y está manos –y resto del cuerpo– a la obra. “A ver si ahora en vacaciones me relajo”, asegura con picardía. Para que la gente sepa a lo que se va a dedicar en Peñíscola (Castellón), donde va a veranear con su hija, Andrea, y Fran, su marido. “Él lo pasa fatal; le encantaron las fotos, pero le da vergüenza”.
En las televisiones y en los mercados, en todas las plazas se opinó sobre una espectacular Belén. “Las señoras me paraban en el Carrefour para darme la enhorabuena. ¡Y los chicos! ¡Bueno, los chicos! ¡Sí, sí, sí!”, exclama con desparpajo, pero puntualizando que, aunque estaba soltera y libre, no ligó gracias a tan sugerentes fotos. “También me criticaron, dijeron que era una provocación, que no me pegaba nada. ¡Ya ves tú, con lo monísima que estaba! Quedé tan encantada, que la foto que tengo para firmar autógrafos es del primer posado, aunque sólo sale mi cara. Todo el mundo me dice: «¡Qué guapa estás!». Y yo les digo: «Es la de interviú». Esta portada sí cambió mi vida porque me dio una seguridad en mí misma impresionante”.
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