No hace muchos años, Carmen Martínez Bordiú me contaba en París que se había ido de España, no sólo por su enamoramiento del anticuario Jean Marie Rossi, sino también huía de la prensa rosa, de los paparazzi, de la popularidad.
“Me horroriza vivir como Isabel Preysler con una cámara siguiéndome a todas partes”, confesaba sincera.
Ha pasado el tiempo, repito que no tanto, y Preysler vive de forma discreta su vida familiar y su vida pública, dosificando sus apariciones y manteniendo siempre interés y misterio, mientras que la Carmen Martínez Bordiú de hoy día es omnipresente hasta la saciedad.
Igual participa en un concurso de baile, que se deja premiar -y pagar- como musa de las menopáusicas, o nos cuenta en ‘¡Hola!’ uno de sus exóticos viajes. Y siempre de buen humor, con una sonrisa y sin complejos.
Este viernes Carmen celebra su 59 cumpleaños en el balneario cántabro de La Hermida, cerca de Potes. Un aniversario que Carmen ha convertido en negocio, como todos los actos públicos de su vida en estos últimos años.
La publicidad de este hotel propone a todo viajero que se anime el “tratamiento corporal rejuvenecedor de Carmen Martínez Boirdiú” como una de sus ofertas estrella.
La propia Carmen explicará a la prensa el viernes por la mañana las excelencias de las cremas y productos para estar tan estupenda como ella a los 59 años. Luego concederá entrevistas, donde seguramente le preguntarán más por su matrimonio que por el elixir antiarrugas. Y ya por la noche habrá cena privada de gala para 120 invitados de lo más selecto, captada en exclusiva para su revista favorita.
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