«Ha surgido de la nada y hoy es un fenómeno de televisión». Con ese argumento el periodista francés Christian Salmon anuncia que prepara un ensayo sobre la vida (¿y obra?) de Belén Esteban, la princesa de San Blas, tras presentar en Madrid el que ya ha hecho sobre la modelo británica Kate Moss: «una mujer capaz de convertir en extraordinario todo aquello que hace o toca».
El futuro ensayo de la Esteban coincide con unas sorprendentes declaraciones de la ministra de Cultura Ángeles González Sinde, en las que confiesa que es una fan de la Esteban y que entiende perfectamente que se vaya a rodar un «tv movie» sobre ella, una mujer «con una vida muy especial» y de ahí que crea que esa película puede llegar a ser «apasionante». Fue en el transcurso del festival de cine de Málaga y sin canapés ni copas de por medio. Vamos, que la ministra estaba al tanto de lo que decía sin que los brillos de los estrenos pudieran emborronar sus declaraciones.
Pues con estas frases de Sinde ya está todo dicho. Que la mismísima ministra de Cultura se confiese fan de Belén es lo que le faltaba. Una cosa es que la Esteban sea líder de audiencia, que levante pasiones cuando se planta delante de la pantalla gracias a esa facilidad que tiene para transmitir emociones, para llevarse a los teleadictos de calle con sus lágrimas o sus granos, con su Andreíta o su guerra a la Campanario. Belén es la reina de la tele y de momento no hay quien le quite el trono. Esa es su suerte y de ahí que cada vez que salga al plató levante al público de sus asientos para ovacionarla en cada una de sus apariciones como he podido comprobar en muchísimos programas.
No cabe duda de que es «un fenómeno a estudiar» y otra mujer «que hace extraordinario lo ordinario», pero que la ministra se apunte a ese carro es lo que deja perpleja a la otra audiencia, por lo que llego a la conclusión de que su intención es ganarse a los seguidores de Belén, sumar votos a su costa y apuntarse al caballo ganador del «share».
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