Por justicia hoy quiero repasar a las diez mujeres más esbeltas del cine de los últimos años, a ver si provoca el mismo entusiasmo en vosotr@s, querid@s.
Las clásicas las dejo para que las aportéis vos, amados lectore/as, que seguro encontráis unas cuantas.
Sin más dilación, aquí van los diez monumentos femeninos ante los que muchos hombres se podrían sentir -seguramente- intimidados:
Geena Davis ocupa la primera plaza del podium, empatada con la siguiente con sus 1,85 m. de altitud.
Una vez me tropecé con ella entrando en los baños situados junto a la sala de prensa del Palais de Cannes -donde ella presentaba, clausurando el certamen, Thelma y Louise- y casi me saca un ojo con uno de sus pechos, y os aseguro que no soy una chica canija...
Sigourney Weaver casi no cabía en el Nostromo.
A la giganta que enamoró a Alien se la puede ver tranquilamente por el Upper East Side de Manhattan comprando el periódico o paseando con sus hijos. Es una señora ciertamente andrógina y de una gran elegancia, potenciada por sus modiglianesca estructura ósea.
Anna Nicole Smith, con sus exhuberantes 1,83 m., posiblemente ha sido el mujerón más ciclópeo del cine contemporáneo.
De vida y muerte polémica, ha ocupado más espacio en los medios por sus escándalos que por su carrera artística, pero para ser justa hay que reconocer que todo en su físico era talla familiar, ¿verdad?
Brigitte Nielsen también anda por los 1,83 m. y asimismo cultiva una fisonomía rica en formas curvas.
Cuando trabajó y se casó con Stallone competía con él en musculatura. Luego rodó abundante serie B y hace tiempo que le tengo perdida la pista, ¿sabéis por dónde transita esta chica tan fiera?
Saffron Burrows anda por la misma altura que las dos anteriores, aunque su registro artístico es más, digamos, serio, aunque ha hecho alguna concesión al cine comercial como una de tiburones genéticamente alterados dirigida por Renny Harlim, un cineasta al que le van las chicas XXL, no en vano se casó y trabajó con Geena Davis.
Saffron es una belleza delicada de sexualidad libre que aún no ha encontrado el papel que la convierta en estrella.
Uma Thurman mide 1,80 m, lo mismo que muchos jugadores de baloncesto.
Tenerla cerca apabulla: sus manos, su melena, su sonrisa, sus pies, su simpatía... todo es mayúsculo. Incluso su inteligencia.
Yo estoy perdidamente enamorada de ella: sí, como los chicos, también me gustan las señoras altas... ¿qué le voy a hacer?
Gwyneth Paltrow, otra rubia enorme, con la misma altura que Uma, está magnífica en Two Lovers. Y me alegro, porque hacía tiempo que no dejaban que se luciera con un papel tan complicado.
No me parece la más sexy ni la más bella, pero su simpatía y su estilo han logrado que sea de las actrices más queridas de su generación.
Nicole Kidman llega hasta 1,78 m. y a pesar de sus excesos estético-faciales, sigue siendo una estrella en el sentido más amplio y sublime del término.
Cuando estuvo casada con Tom Cruise le sobrepasaba un palmo, en cambio, al lado de Hugh Jackman en Australia tuvo que ponerse de puntillas para comerle la boca. Este maromo sí es de su talla...
Daryl Hannah mide lo mismo que la anterior y que la siguiente y siempre la recordaré en tres momentos clave de su carrera:
Como la sirena que enamora a un jovencito Tom Hanks en 1,2,3... Spash!, como la replicante acróbata de Blade Runner, que intenta estrangular a Harrison Ford apretando sus muslos, y como la letal enfermera tuerta de Kill Bill. En los tres casos, siempre mega sexy.
Natasha Henstridge es una modelaza canadiense que se dejó ver por Sitges cuando estrenó Species, donde interpretaba a algo así como a una lagarta venida del espacio, creo recordar.
Tuve la suerte de entrevistarla y me pareció no sólo una belleza incuestionable, sino también una señora simpática, cercana y la mar de profesional.
En una lista más larga, a continuacón seguirían, todas ellas con 1,76 m. de altura, Mira Sorvino, Alicia Silverstone, Charlize Theron, Julia Roberts, Michelle Pfeiffer, Cameron Diaz y Elizabeth Berkley, pero no os quiero saturar con el tema de las gigantas de Hollywood.
De todos modos, ¿me olvidé de alguna?
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