El cantautor confiesa que siempre piensa que el disco que acaba de hacer va a ser el último
Presenta en Albacete su último libro, No hay quinto aniMALO. ¿Cómo será el encuentro?
Será una lectura de “poemigas” o textos breves de mi último libro, No hay quinto aniMALO. Los albaceteños podrán pasar un buen rato. Incluso se van a reír. Estableceremos un coloquio para que la gente pregunte lo que quiera. Quién sabe si en algún momento, leyendo algún texto, pueda remover algunas neuronas que andan por ahí dormidas.
También ha sacado hace poco un nuevo disco, Intemperie. Con más de 40 años a sus espaldas en el mundo de la música, ¿de dónde saca su fuente de inspiración?
Buena pregunta (risas). Son canciones que van saliendo. No puedo evitar que salgan. Yo siempre pienso que el disco que acabo de hacer va a ser el último, pero pasa el tiempo y siguen viniendo canciones. Aparecen ellas cuando quieren. No las convoco. Vienen de experiencias personales, de reflexiones mías sobre el mundo, de cosas que he leído o que me cuentan,… Las canciones salen de los sitios más diversos e inesperados.
Algunas de sus canciones se han convertido en himnos. Es el caso de ‘Al alba’.
Son canciones de distintas épocas. Cada una responde a una situación distinta. Intento escribir cada vez mejor. Creo que sigo aprendiendo y espero que de una vez acabe por escribir buenas canciones. El hecho de que algunas canciones se conviertan en himnos es algo de lo que no soy consciente ni quiero serlo. No me gustan los himnos.
¿Con cuál se quedaría?
Con ninguna. Del todo no me satisface ninguna, y espero que siga siendo así durante mucho tiempo, porque eso me obliga a hacerlo mejor, a corregirme y a trabajar con más rigor.
¿Se ven obligados los cantautores a hacer canción protesta?
No, que va. Cantautor es una palabra terrible, feísima. Significa autor e intérprete. El 99% de la gente que hace música popular son autores y cantantes.
Dice que los raperos son los nuevos cantautores. ¿Por qué?
Hacen letras muy agresivas, ácidas y muy de denuncia. Cada vez tienen más público.
Es poeta, músico, pintor, director de cine, … ¿Le gusta todo lo que tenga que ver con la creación artística?
Parece ser que sí. Pero yo no me considero un profesional de nada de esto. Me gusta pintar, pero eso no significa que sea pintor. Me gusta escribir canciones, pero no quiere decir que sea compositor. Me gusta cantar, pero no soy cantante. También disfruto grabando con la cámara, pero no por ello soy director de cine. Me gusta utilizar esos medios para expresar cosas, pero me siento muy lejos del concepto de profesional.
¿A cuál de estas ocupaciones dedica más horas?
Va por etapas. Últimamente me he centrado en escribir canciones y en mi último libro. He estado con ello cerca de dos años. Ahora espero encerrarme en el estudio de pintura, olvidarme de que tengo una guitarra, y ponerme a pintar, a dibujar y también a grabar cosas con mi cámara. Admiro a la gente que se dedica a una sola cosa, pero yo no puedo. Tengo que pasar de una cosa a otra porque si no me aburro.
Su vinculación con Albacete es estrecha. De hecho, fue aquí donde se subió por primera vez a un escenario, en un acto del sindicato CNT. ¿Cómo lo recuerda?
Con mucho frío. Acababa de nevar. Fue en un pabellón de deportes, en un festival organizado por la CNT, donde salí a cantar por primera vez ante el público. Recuerdo que en el cartel anunciaban ‘con calefacción’, pero la calefacción estaba rota.
¿Pasó muchos nervios?
La verdad es que sí. Salí empujado por los compañeros porque no me atrevía a salir al escenario.
¿Tiene, por tanto, buen recuerdo de Albacete?
Sí, claro. La primera exposición antológica que hice también fue en Albacete, en el Museo del Parque. Albacete ha sido muy talismán para mí.
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