Aparte de las ya sabidas
razones emocionales por las cuales lloramos, existen otras causas como
el clima, las alergias o un simple bostezo que pueden desencadenar que
los ojos desprendan lágrimas.
Las lágrimas son el
mecanismo que emplea nuestro cuerpo para limpiar y lubricar los ojos. A
pesar de estar compuestas en su mayor porcentaje por agua, incluyen
glucosa, sodio, potasio y algunas proteínas con función antimicrobiana.
Esta sustancia
protectora es segregada por las glándulas lacrimales que se localizan en
la zona superior externa de cada órbita. El acto de llorar se compone
de dos fases, una de secreción de la propia lágrima y otra de drenaje,
que termina en la nariz. Por ese motivo se presenta el llamado ‘moqueo’.
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